Punto Noticioso.Com
Juigalpa-Chontales: Para el licenciado en psicología Pablo Exequiel Calero Cruz, los Trastornos del Espectro Autista (TEA), es una condición que requiere de mucha atención y paciencia, eso en ocasiones desespera a algunos padres y madres de familias, quienes dejan a sus hijos a la buena de Dios.
“No cabe duda que los psicólogos estamos preparados para atender profesionalmente a la niñez con autismo, pero el trabajo no sólo debe recaer en el profesional de la salud (mental) y en los padres y madres de familias, también debe fortalecerse la labor metodológica en los colegios donde los niños están integrados”, dijo el licenciado Calero Cruz.
Asegura este profesional de la salud mental, que el trabajo terapéutico, la atención en el hogar y el aprendizaje en la escuela, le permite al niño autista mantenerse estable y en esa dirección, considera Calero Cruz, que la asistencia no se debe descuidar.
De acuerdo al licenciado Pablo Exequiel, existen varios síntomas que le permiten al profesional emitir un diagnóstico si el niño o la niña es TEA o no, sin embargo, esa condición es vitalicia y según la atención que le brinden al infante le permitirá llevar una vida estable en todas sus áreas.
Los niños o niñas con esta discapacidad, tienen grandes limitaciones para socializarse y la abundancia de ruidos los inquieta en el área donde se encuentren. Ante esa situación, el padre o la madre tiene que buscar la manera de controlarlo implementando diferentes estrategias.

Calero Cruz afirma, que los niños y niñas TEA pueden alcanzar su autonomía personal, siempre y cuando sus progenitores no descuiden los procesos de atención, llevarlos a la escuela y estimularlos para que ellos poco a poco vayan socializando inicialmente con la familia y posterior, con los infantes de su colegio.
Diagnosticar los TEA puede ser difícil debido a que no existe una prueba médica, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para dar un diagnóstico, los médicos evalúan la conducta del niño y su desarrollo. Los TEA, a veces, pueden detectarse a los 18 meses de edad o antes. Hacia los dos años, el diagnóstico de un profesional con experiencia se puede considerar confiable.