Tomado del Diario La Prensa.
Mientras camina hacia el púlpito de la parroquia Santo Cristo de Esquipulas, en Managua, para ofrecer su última homilía en Nicaragua, las lágrimas de monseñor Silvio José Báez recorren sus mejillas, y el templo religioso, lleno a reventar, se llena de voces y aplausos: “Silvio, amigo, el pueblo está contigo”.
El sentimiento colectivo estaba cargado de innumerables expresiones de cariño de los fieles católicos que llegaron para despedir al obispo. El religioso carmelita se fundía en abrazos y saludos con los fieles, quienes le reafirmaban su respeto, cariño y dolor por su partida hacia el Vaticano.
Luego de la homilía en la que monseñor Báez meditó sobre la Resurrección de Jesús, prometió a los nicaragüenses que estará unido con su pueblo a través de la oración y las redes sociales. “Aún en medio del dolor tengo una gran paz, una gran alegría. Quisiera decirles que vamos a estar unidos. Y recuerden que hay algo que nos une más que el WhatsApp, más que el correo electrónico y el YouTube y es la oración. Cuando recemos juntos, vamos estar más unidos que nunca. Yo voy a rezar por ustedes, voy a rezar por Nicaragua, ustedes también recen por mí”, expresó Báez este domingo en la parroquia de Esquipulas.
El jerarca católico también pidió por la libertad de los presos políticos, de quienes dijo “nunca debieron estar presos” y expresó su respeto, dolor y cariño por los periodistas Lucía Pineda Ubau y Miguel Mora, presos políticos de la dictadura.
“Quisiera, al momento de agradecer a los periodistas, recordar a dos de ellos, de quienes me honro ser amigo, amigos con quienes he compartido. Me refiero a Miguel Mora y Lucía Pineda, quienes son hijos de Dios y unos profesionales de la comunicación y el periodismo. Me duele que estén presos y le pido al Señor que su dignidad sea respetada y que muy pronto estén libres”, demandó.