Tomado del Diario La Prensa.
Lejos de buscar medidas que ayuden a estabilizar los depósitos en el Sistema Financiero Nacional, golpeado por la salida masiva de depósitos, el régimen de Daniel Ortega decidió aumentar el impuesto que se aplica a los intereses que ganan los ahorrantes en la reciente reforma fiscal.
A través de un ajuste al artículo 87 de la Ley de Concertación Tributaria, relativo a la alícuota del IR a las rentas de capital mobiliario y las ganancias y pérdidas de capital, en el numeral 2 se elevó a 15 por ciento el gravamen a las rentas de capital generadas por residentes y no residentes.
En otras palabras, según especialistas tributarios, con ese ajuste a partir del 28 de febrero cuando entró en vigencia la actual reforma a la Ley de Concertación Tributaria, a los intereses que ganan los ahorrantes en el sistema bancario nacional se les debe aplicar un impuesto de 15 por ciento, en lugar de 10 por ciento, como ocurría hasta antes de la reforma.
Por ejemplo, si una persona tiene diez mil dólares ahorrados en un banco y cada mes recibe diez dólares en concepto de intereses, el banco le aplicará una retención sobre esos intereses de 1.5 dólares (15 por ciento) en concepto de IR, en lugar de un dólar (10 por ciento).
Esta retención del 15 por ciento también se aplicará a los intereses generados por la compra de títulos valores o certificados de depósito, aunque a estos últimos se les otorga el derecho de una deducción fiscal, no así a los que tienen cuentas de ahorro en el sistema financiero nacional.
Fue en 2009 cuando el régimen por primera vez, en busca de dinero, decidió crear ese impuesto sobre los intereses generados por los ahorros, que puso en marcha en enero de 2010. Desde entonces se advirtió que esta medida desincentiva la cultura de ahorro y no en vano Nicaragua aún tiene los niveles de bancarización más bajos del istmo.