Tomado del Diario La Prensa.
La débil gestión pública ambiental que tiene Nicaragua, sumado a la falta de conciencia en la población, aceleran las amenazas que enfrentan las áreas protegidas del país. Abdel García, coordinador de cambio climático del Centro Humboldt, manifestó que si no se trabaja a tiempo en estos dos puntos las consecuencias serán “graves”, como sería la escasez de agua.
“La gestión pública está limitada en temas ambientales, se ha subestimado los problemas y causas de fondos… Pareciera que hay un afán intencional en seguir con una estrategia que procure la inversión y crecimiento económico sin tener un reparo de la forma del uso de la materia prima (bienes naturales)”, expresó García.
Esto representa una situación “preocupante” para Nicaragua, puesto que cada año se pierden de sesenta a setenta mil hectáreas de recursos forestales, y, si no se actúa en tiempo y forma, las consecuencias terminarían en conflicto sociales relacionados al agua, desaparición de flora y fauna, así como de las áreas protegidas. García refirió que la situación se agravó debido a la crisis que enfrenta el país, desde el pasado 18 de abril, causada por la represión del régimen, lo que ha llevado a que los pocos fondos públicos sean casi nulos.
“La gestión pública ambiental está debilitada por la crisis, el problema de haber retirado los fondos de cooperación, los flujos de financiación a proyectos ambientales, eso delimitó la gestión ambiental. Los propios programas del gobierno se vieron afectados porque dependían de la cooperación pública y porque desde la perspectiva financiera no se le ha dado el peso específico en los presupuestos, no se ha reforzado al Inafor, Marena y más bien son debilitados”.