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Bernardo Martínez Jaime, fue el medio que utilizó la Virgen para dejarle a los nicaragüenses el mensaje de la aparición del 8 de mayo de 1980 y para los que conocieron al vidente, lo consideran un santo y en cada celebración, de él se habla muy poco.
Las personas cercanas al vidente, lo describen como un hombre humilde, sencillo, cariñoso y muy dadivoso. “Bernardo, siempre le daba repuesta a las necesidades de las personas que le solicitaban ayuda, a veces les regalaba la leche de la única vaca que tenía”, cuenta doña María Auxiliadora Martínez.
La profesora Lesly López Martínez, ex alcaldesa de Cuapa, destacó la humildad del vidente a quien la mayoría de padres y madres de familias lo buscaban de padrino. Asimismo, fue un hombre muy desprendido de lo poco que tenía y quien molestaba a Bernardo, “no salía de su casa con las manos vacías”.
Doña María Auxiliadora aseguró, que en Cuapa no ha conocido a un hombre con el carisma de Bernardo Martínez. “Siempre se mantenía con una sonrisa y jamás le vi un gesto de desprecio para ninguna persona, aunque lo ofendiera por compartir el mensaje que la Virgen le dejó al mundo”.
El señor Juan Bautista Suárez, le dio albergue al vidente cuando personas malintencionadas lo buscaban para hacerle daño y por más de 6 años compartió con él, a quien considera un santo y por las tardes en el corredor de su casa le contaba cómo vivió las primeras apariciones de la Virgen.
Para don Juan Bautista, el mensaje de la Virgen de Cuapa que nos dejó con Bernardo, sigue vigente y sólo se requiere analizar el contexto actual, donde nuevamente Nicaragua está dividida y por eso, es válido recordar las palabras de la Virgen “No pidan la paz…constrúyala”.
Bernardo Martínez, murió el 30 de octubre del 2000 a los 69 años en una vivienda cerca de la Universidad Centroamericana, en Managua, propiedad de doña Isidora Paz y fue ella, que lo enterró y confirmó, que al fallecer el vidente en su residencia se sintió un olor a rosas. Sus restos están en la antigua capilla de San Francisco de Cuapa.