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Fieles católicos de diferentes puntos de la Diócesis de Juigalpa, llegaron al Santuario de San Esquipulas, ubicado en la comarca Cunagua-San Pedro de Lóvago, a pagar sus promesas por favores recibidos y cada año son más los que se unen a esta actividad religiosa.
Una esas promesantes fue la señora Carmelina Argüello, que llegó por primera vez al santuario a darle gracias a la imagen del Cristo Negro por haberla liberado del coronavirus y recordó, que en medio de la agonía sus hijos le clamaron a Esquipulas para que intercediera ante Dios por ella.
“Hoy (ayer) le doy gracias a Dios y a (Esquipulita) que estoy sana, pues Dios me curó y he venido a pagarle su promesa”, dijo con fervor la señora Argüello, originaria de la comarca Oropéndola, jurisdicción de Santo Tomas-Chontales.
En el Santuario de Esquipulas, se escucharon cantidades de testimonios previo a la misa que este año la presidió al padre Julio McNally Vega, quien exhortó a los creyentes a hacerle fiel a Jesús y además, a depositarle a él nuestras cargas que muchas veces no nos hacen ser libres.
Flor de María Ramírez, compartió con los asistentes, que la imagen de Esquipulas sanó a su hija de un hemangioma que le salió a los 15 días de nacida y desde ese momento comenzó a clamarle hasta alcanzar el milagro sin ser intervenida quirúrgicamente como lo habían sugerido los médicos que la atendían.
Después de la homilía, los católicos peregrinaron desde el santuario hasta la parroquia de San Pedro de Lóvago, gran parte de los promesantes iban con sus ojos vendados, otros caminaban descalzos y había algunos que le bailaban a la imagen.