Por Marvin Miranda.
Juigalpa-Chontales.
Con la entrada triunfal de Jesús montado en un burro a Jerusalén y su aclamación como hijo de Dios. Así la Iglesia Católica inicia la semana santa considerada una de las fiestas religiosas más importante del año, en ella se celebra la pasión, crucifixión, muerte y resurrección del salvador del mundo.
Después de su entrada a Jerusalén sus seguidores extendieron mantos, ramas de olivo y de palma a su paso. Gritaban: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”; “¡Hosanna en las alturas!” Por esta razón, la eucaristía del Domingo de Ramos tiene dos momentos importantes. El primero es la procesión de las palmas y su bendición. El segundo es la lectura de la palabra que evoca la Pasión del Señor, en el evangelio de San Mateo.
Luego de bendecir las palmas el obispo de la Diócesis de Juigalpa, monseñor Sócrates René Sándigo Jirón, junto al padre Nelson González, vicario de catedral, explicó, que la entrada de Jesús a Jerusalén era con el único propósito de cumplir el plan de salvación que él, con el padre y el espíritu santo habían trazado.
“Si nosotros estamos aquí en la (procesión de las palmas), es precisamente por una actitud de fidelidad y discipulado para seguir ese camino de salvación”, señaló monseñor Sócrates René y posterior, recordó, que la Diócesis de Juigalpa celebra en 2019 el año de alabanza al espíritu santo desde la recreación.
Dijo el jerarca, que la feligresía inicia con mucho júbilo la semana santa con una procesión, ya que la entrada de Jesús a Jerusalén para morir no es un fracaso…es un triunfo, “porque él asumiendo la muerte va a destruir primero dice (San Pablo) a nuestro principal enemigo que es la muerte y enseguida nos ayudará a vencer esa maldad que cargamos dentro”.
Llamó el titular de la Diócesis de Juigalpa a los creyentes a ser como Jesús “dóciles y dejémonos llevar por el espíritu santo para que nos conduzca por el camino correcto y durante la semana santa reflexionemos para que el señor nos hable a través de su santo espíritu”.